El crecimiento en los casos por coronavirus ha obligado al Gobierno nacional a decretar la suspensión de las clases en todos los niveles educativos y la implementación de diferentes estrategias para continuar el vínculo entre docentes y estudiantes de forma virtual. El legado de Conectar Igualdad, que fue desactivado en 2016 y se lo pretende reactivar.

Por Matías Alonso  

Agencia TSS  El programa Conectar Igualdad, que entregó cinco millones de computadoras con el objetivo de promover la alfabetización digital, fue desactivado en enero de 2016. Una de las primeras medidas del macrismo fue reemplazarlo por el programa Aprender Conectados, menos ambicioso y que prescindía de la entrega de notebooks. Esta situación complica el escenario educativo actual, en el que la suspensión de clases debido a la pandemia de coronavirus exige buscar diferentes estrategias virtuales para continuar el vínculo entre docentes y estudiantes.

Este nuevo escenario pone de manifiesto en la Argentina, una vez más, la desigualdad social que provoca que algunos podrán acceder a estos contenidos educativos –tanto por sus capacidades como por contar con computadoras personales y conexión de Internet– mientras que otros deberán hacerlo a través de métodos alternativos.

Si bien autoridades del Gobierno habían anunciado que se reactivaría el programa Conectar Igualdad, la emergencia ya está entre nosotros. En diálogo con TSS, Javier Castrillo, coordinador hasta 2016 del programa Nacional de Inclusión Digital explicó: “Conectar Igualdad tenía varios objetivos. Siempre se dijo que el primero era un programa social más que tecnológico o educativo. Se buscaba permitir el acceso a ciertas tecnologías a un montón de chicos y chicas que no iban a poder acceder de otro modo. Ese acceso no era un aporte solo desde lo pedagógico, sino que había un montón de herramientas que le abrían la puerta a los chicos y chicas para motivarlos en su continuidad en el nivel superior, para que sean programadores, diseñadores, músicos, artistas digitales y muchas otras cosas”.

El sociólogo Nicolás Welschinger, quien realizó su tesis de doctorado sobre el programa Conectar Igualdad, consideró que este programa “se proponía cerrar la brecha cultural, darle a la escuela un poder de interpelación sobre la subjetividad y la sociabilidad de las nuevas generaciones abarcando algo de los lenguajes cotidianos de las nuevas juventudes digitales en la escuela”.

Hasta diciembre de 2015, Conectar Igualdad entregó cinco millones de notebooks a alumnos de escuelas secundarias públicas de todo el país y construyó más de 1400 aulas digitales con conexión a Internet. Hoy, la emergencia generada por el coronavirus obligó a tomar medidas a poco de la llegada de un nuevo Gobierno y para las cuales nadie estaba preparado. Laura Marés, gerenta general de Educ.ar, la sociedad del Estado encargada de la capacitación online, explicó a TSS: “Se armó una plataforma multimedia que tiene la web de Seguimos Educando, también programación específica en Encuentro y Paka Paka, y la TV Pública en la franja de 9 a 11 y de 14 a 16, con contenidos hechos por especialistas que les dan consignas a los chicos para ir trabajando entre bloque y bloque. A eso se suma que vamos a hacer micros que se van a pasar por la radio, que es la que tiene más llegada a todo el país, y que hicimos un convenio con el ENACOM y ARSAT para mejorar la navegación del sitio. Como la plataforma Seguimos Educando no consume datos en móviles, con eso aumentamos el alcance. Para completar la cobertura entregamos libros y material impreso en las escuelas alejadas y rurales”.

Recientemente, la SIGEN encontró 1o0.000 computadoras de Conectar Igualdad abandonadas en un depósito. Para Castrillo, “Conectar Igualdad sería fundamental en este contexto. Primero, por el acceso, ya que todos los alumnos tendrían un máquina en su casa. Y porque todas las herramientas que cada jurisdicción, las escuelas o el propio Ministerio de Educación de la Nación hubieran propuesto podrían incorporarse con una actualización del sistema”. En el mismo sentido, Marés agregó: “Si todos los chicos tuvieran computadoras sería más fácil porque las máquinas ya tenían contenidos precargados, con lo que podrían trabajar igualmente sin tener conexión a Internet, pero tampoco nos gusta cargar las tintas sobre ese tema. Es la situación que tenemos y estamos tratando de salir lo mejor posible”.

Conectar Igualdad ganó premios internacionales como el del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, pero no estuvo libre de críticas. Uno de los grandes reclamos que se escuchaba es que muchas veces las computadoras llegaban a las escuelas y eran entregadas a los alumnos antes de que las escuelas tuvieran una conexión de Internet. “Con el tema de la conectividad se podría haber hecho algo parecido a lo que se hizo ahora, que para determinadas cosas se hace un acuerdo con las empresas de telecomunicaciones para que no cobren por el consumo de datos”, opinó Castrillo.

Para Welschinger, “la llegada de la computadora, que en un 30% de los beneficiarios de Conectar Igualdad fue la primera del hogar, implicó que la familia buscase una conexión de Internet por su cuenta, ya fuera una conexión mediante el celular o compartiendo una con vecinos. Está demostrado que en los lugares adonde no llegó la conexión las computadoras fueron muy bien apreciadas por esa comunidad educativa porque se podía trabajar con recursos que tenían instaladas las computadoras. Las computadoras no estaban vacías, como es la idea que repetía Macri al decir que era como repartir asado sin tener parrillas. Por el contrario, cuando se hicieron las evaluaciones, se relevó que había un uso de contenidos, libros digitales y recursos que tenían los docentes”.

La resistencia de los docentes a cambiar la forma de dar sus clases hoy no sería un problema, según Marés: “Entre el 2015 y el 2020 ha cambiado el mundo y hay otra aceptación de las tecnologías de las que había en ese momento, así que esperemos que las condiciones sean más fáciles para su inclusión. También es cierto que el país está en una condición mucho peor. En ese momento se gastaron 1000 millones de dólares para Conectar Igualdad pero hoy estamos gastando esa cifra para el Plan Alimentar, así que las prioridades son totalmente distintas”.

Frente a la contingencia actual, Marés encuentra un lado positivo: “Me parece que una cosa interesante es ver la articulación que se está dando entre contenidos públicos y el sistema de medios, con la Secretaría de Cultura, que va a producir contenidos, con el ENACOM. que nos dio conectividad, y con ARSAT, que nos amplió el ancho de banda y también hay una cantidad de privados que se están sumando para ayudar. Nos reunimos con las empresas de tecnología y con los canales de televisión, que probablemente van a reproducir gran parte de la programación. Es un esfuerzo conjunto que estamos haciendo para ayudar a los chicos. También estamos pensando en una segunda etapa si la suspensión de las clases presenciales se mantiene, en algún modelo de educación a distancia con el acuerdo de los gremios y las jurisdicciones, porque en este momento cada una tiene los contenidos”.

Welschinger encuentra serios riesgos en caso de que se continúe con la suspensión de las clases presenciales. “Hoy están proliferando distintas estrategias para seguir educando y trabajar contra la desigualdad frente a esta emergencia. Nuestro sistema está muy fragmentado por las políticas neoliberales de los años 90, casi no es un sistema. Se han armado circuitos muy segmentados de escuelas para pobres, para clase media y para la alta. Eso genera una experiencia muy desigual para enfrentar la crisis. Hay escuelas adonde hoy se están usando muchos recursos que tiene que ver con la inclusión de la conectividad y escuelas de sectores populares en los cuales es más difícil de tramitar. Hay que tener muy en cuenta este nivel de desigualdad. Lo que se está produciendo es la formalización de estrategias informales que los docentes ya tenían, como grupos de Whatsapp para dar clases, grupos de Facebook, y tutoriales de Youtube para conectarse con los chicos. Todo esto se está tratando de sistematizar para transmitir contenidos con el Seguimos Educando y está en diálogo con esto que desde abajo hace varios años que los docentes vienen poniendo en funcionamiento. Me parece que es algo que puede llegar a perdurar luego de la pandemia y sería bueno, porque el objetivo debería ser el de extender la jornada educativa ya que sería muy beneficioso para combatir esa desigualdad del sistema educativo. Las iniciativas de educación a distancia, de vinculo con lo escolar a través de lo virtual, pueden ayudar a eso. Pero hay que generar conciencia de que para eso se necesitan recursos, se debe hacer de forma profesional y va a demandar recursos para la educación. Es un desafío sobre el que hay que trabajar porque la crisis desatada por esta pandemia podría llegar a agravar la desigualdad si no se pone una atención especial”, concluyó.

19 mar 2020

Fuente: http://www.unsam.edu.ar/tss/educacion-en-tiempos-de-pandemia/

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